Según el modelo tradicional, los agujeros negros se definen
únicamente en base a su masa y su momento angular o velocidad de
rotación. Una vez que su progenitor ha colapsado (una estrella masiva,
por ejemplo), su memoria se pierde para siempre. Todo lo que quedaría
entonces sería un agujero negro en reposo, casi sin rasgos distintivos.
Según este concepto, toda la materia que forma el agujero o cae en él
desaparece por completo y es inaccesible a un observador externo.
Sin embargo Thomas Sotiriou, físico de la Escuela Internacional de
Estudios Avanzados (SISSA) de Trieste, discrepa de esta visión. "Los agujeros negros, de acuerdo con nuestros cálculos , pueden tener pelo",
explica el investigador haciendo referencia a una famosa declaración
del físico John Wheeler, quien afirmó que "los agujeros negros carecen
de pelo", es decir, que no tienen información, y que solo se necesitan la masa y el momento angular para describirlos.
Aunque el modelo del agujero negro "calvo" es consistente con la
teoría de la relatividad general, podría no serlo con algunas
extensiones de la popular teoría de Einstein. De ahí que Sotiriou y sus
colegas hayan llevado a cabo una serie de nuevos cálculos que les
permitieron concentrarse en la materia que normalmente rodea a los
agujeros negros reales, los observados hasta ahora por los astrofísicos.
El agujero negro puro y simple de la hipótesis de Kerr desarrolla una
nueva "carga" (lo que denominamos el 'pelo') que se ancla a la materia
circundante y probablemente a todo el Universo.
La confirmación experimental de esta nueva hipótesis podría venir de las observaciones realizadas con los interferómetros, instrumentos capaces de registrar las ondas gravitacionales. "Según nuestros cálculos, el crecimiento del cabello del agujero negro se acompaña de la emisión de ondas gravitacionales distintivas",
aclara Sotiriou. En el futuro, las grabaciones de ese instrumento
podrían cuestionar el modelo de Kerr y ampliar nuestro conocimiento de
los orígenes de la gravedad, pronostican los astrofísicos en un artículo
que acaba de publicar Physical Review Letters.
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