Basándose en una serie de investigaciones relacionadas con las parejas y su convivencia, se ha elaborado una selección de los 10 comportamientos masculinos que las mujeres no soportan. Revísalos y cuéntanos si coincides o no con los estudios:
1. Que no escuchen adecuadamente
3. No limpiar los pelos después del afeitado, ni las uñas tras cortarlas.
Si bajar la tapa del WC o esforzarse por escuchar puede solucionarse con un poco de práctica y predisposición positiva, mucho más conflictivo resulta este punto, innegociable para la mayor parte de las parejas. Lamentablemente, comenzar una relación implica que no sólo te relacionas con la persona a la que amas, sino también con su familia, amigos y otros animales de compañía. Que, en muchos casos, puede que no queramos tanto como a nuestra pareja, lo que puede tener consecuencias devastadoras en el largo plazo. Además, que el hombre prefiera una noche con sus amigos a una velada romántica no suele ser un buen síntoma.
5. Quedarse con el control remoto de la televisión
Otro grano de arena más en la montaña de los problemas de la convivencia diaria, aparentemente superficial, pero más significativo de lo que parece. Es, en el fondo, una manera de negociar en qué invertimos nuestro tiempo libre. Y no sólo eso, sino también quién tiene el control de la relación.
6. Que las ignoren
El psicólogo Steven Stosny expone en Psychology Today los resultados de una pequeña encuesta que realizó entre sus pacientes para averiguar cuáles eran sus quejas más habituales, y se topó con que esta era la más frecuente, junto a las actitudes de control y orden. En la misma categoría se encontraban irritantes comportamientos como “responder con pocas palabras”, “decir que está sacando las cosas de quicio”, o “mostrarse frío”.
7. Que las llamen “nena”, “bebé” o algo por el estilo
Un estudio inglés encargado por una empresa de servicios de internet puso de manifiesto que las consultadas detestaban que los hombres se refiriesen a ellas con el término de “nena” (baby). Tampoco eran aceptadas otras denominaciones como “bebé” (baby girl) o “caramelito”. Sin embargo, se mostraban bastante receptivas a adjetivos como “guapa”, “amor” o “bonita”. La vieja escuela siempre funciona.
8. Que las valoren antes por su cuerpo que por su cabeza
En todas partes se cuecen habas. Una pequeña encuesta realizada por el investigador nepalí Vinaya Ghimire entre 100 personas señaló que la queja más habitual entre las mujeres era darle más importancia a lo físico que a lo mental, algo a lo que sucedían el “chauvinismo de los hombres” (es decir, que se consideren superiores), su fingimiento y su comportamiento abiertamente machista.
9. Pensar con la “otra” cabeza
La escritora californiana Janell Coberly, realizó una encuesta entre sus allegadas para saber qué odiaban de sus parejas. Y, además de dejar arriba la tapa del WC (¡otra vez!) se encontró con que esta era una queja muy repetida. La “otra cabeza” es, efectivamente, lo que muchos estarán pensando: en definitiva, guiarse antes por sus apetencias sexuales que por su racionalidad, y tomar malas decisiones, como es el caso de una infidelidad.
10. Que se dejen crecer la barba
Otro estudio (hay estudios para todo) puso de manifiesto que, definitivamente, a las mujeres no les gustan las barbas. Nada menos que los Oxford Journals se preocuparon de tan vital tema. Pues bien, las encuestadas encontraron al mismo hombre mucho más atractivo cuando aparecía rasurado en una fotografía que cuando conservaba su vello facial, ya que ello les hacía parecer mucho mayores y de un menor estatus social.
La escritora californiana Janell Coberly, realizó una encuesta entre sus allegadas para saber qué odiaban de sus parejas. Y, además de dejar arriba la tapa del WC (¡otra vez!) se encontró con que esta era una queja muy repetida. La “otra cabeza” es, efectivamente, lo que muchos estarán pensando: en definitiva, guiarse antes por sus apetencias sexuales que por su racionalidad, y tomar malas decisiones, como es el caso de una infidelidad.
10. Que se dejen crecer la barba
Otro estudio (hay estudios para todo) puso de manifiesto que, definitivamente, a las mujeres no les gustan las barbas. Nada menos que los Oxford Journals se preocuparon de tan vital tema. Pues bien, las encuestadas encontraron al mismo hombre mucho más atractivo cuando aparecía rasurado en una fotografía que cuando conservaba su vello facial, ya que ello les hacía parecer mucho mayores y de un menor estatus social.
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