jueves, 24 de octubre de 2013

¿Una cura para la calvicie?

Los tratamientos para la calvicie actualmente disponibles únicamente estimulan la salud del folículo o frenan la caída del cabello. Incluso los transplantes sólo distribuyen cabello de un lugar a otro. Ninguno promueve el crecimiento de cabello nuevo. Ahora, un método experimental podría lograr lo que ningún otro; el fin a las calvas y a las "entradas".

Investigadores de la Universidad de Columbia, liderados por la Dra. Angela Christiano, desarrollaron una técnica que permite regenerar una gran cantidad de folículos capilares a partir de una centena de cabellos. El procedimiento podría hacer posible el trasplante de cabello para aquellas personas que sufren de alopecia, calvicie de patrón femenino o masculino e incluso calvicie por quemaduras.

El secreto está en mantener intactas a las células de la papila dérmica. Éstas se encuentran en la superficie del cuero cabelludo y aportan nutrientes y oxígeno a las capas inferiores de la epidermis. Son esenciales para la formación y el crecimiento del cabello. Curiosamente, al colocarlas en un cultivo de tejido, las papilas dérmicas pierden sus propiedades y se reducen a células básicas de la piel, lo que ha obstaculizado el éxito de intentos anteriores.

La Dra. Christiano y sus colegas experimentaron con ratones. A diferencia de los humanos, sus papilas dérmicas no se degeneran en los cultivos de tejido. Esto se debe a que forman grupos que les permiten interactuar y liberar señales para la reprogramación de la piel y los folículos. Al combinar células humanas en un cultivo de tejido roedor, lograron el crecimiento de nuevos cabellos.

Los científicos extrajeron papilas dérmicas de 7 donadores y las clonaron. Después de un par de días, las insertaron en la espalda de los ratones. El cabello nuevo continuó creciendo 6 semanas después del injerto en 5 de las 7 pruebas. Un análisis de ADN confirmó que los folículos coinciden genéticamente con los donadores.

Antes de probar su método en pacientes, los investigadores deben encontrar la manera de incitar a las papilas dérmicas humanas a formar grupos de la misma manera en que lo hacen las de los ratones. El equipo confía en que lo logrará en un futuro cercano.



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