La última vez que caminé,
que caminé por la orilla,
recordé cada segundo contigo,
cada segundo, fue como mil,
cien mil luciérnagas en mis ojos,
impidiendome sentir la luz,
ver la oscuridad, verte.
Fue como nacer,
volver a nacer una y otra vez,
conocerte y amarte en esta y
en todas las vidas anteriores,
ayer, hoy, mañana,
hace mil años, y en este momento.
Cada piedra que pisé, fue
un te quiero que oí,
cada centimetro avanzado, fue
un segundo en el que recorrí tu piel,
con ansias de descubrirte,
de conocer más allá de tu disfraz,
tu disfraz de inocua redentora,
tu disfraz de falsa enamorada.
La última vez que caminé,
que caminé por la orilla,
olvidé toda una vida contigo,
no recuerdo tu nombre, tu cara,
tu voz, tu piel,
caminé a casa,
y cuando llegué...
ya no te conocía,
ya no me conocía,
No hay comentarios:
Publicar un comentario