El Golpe de Estado de 1973, y los acontecimientos ocurridos a raíz de éste, generaron un sinfín de postales que dieron la vuelta al mundo. Una de ellas fue una fotografía tomada a dos jóvenes el 25 de septiembre de ese mismo año, para el funeral del poeta Pablo Neruda.
Ninguna de las menores, que en ese entonces tenían 13 y 15 años, pensó que la imagen de sus rostros cubiertos de lágrimas por la muerte del poeta chileno se haría famosa, ni que volvería a salir a la luz 40 años después.
El fotógrafo estadounidense David Burnett, quien realizó esta captura, se volvió a reunir con las protagonistas de esta imagen que le valió el premio Robert Capa de fotografía “por un coraje y una iniciativa excepcionales”. Pero no sólo fue un reencuentro para él, sino que también para estas dos amigas, cuyas familias tomaron caminos distintos en la Dictadura por miedo a ser perseguidas.
En entrevista con Terra.cl, el profesional manifestó que “A nivel profesional veo mis fotos de 40 años atrás y pienso que en ese momento yo era simplemente un fotógrafo anónimo sacando fotografías de dos niñas anónimas. Fue como una milésima de segundo de sus vidas, un pequeño momento de la historia. Ahora soy una persona con 50 años de experiencia profesional, donde he estado con muchas personalidades como Barack Obama o Bill Clinton, pero la oportunidad de reencontrarme con esas personas anónimas a las que fotografié, 40 años después, es simplemente genial e interesante”.
Leila Nash, de 13 años en esa fecha, recuerda que “Fui a ese funeral (de Neruda) con mi padre, no por salir en la prensa ni nada. Sentía que estar ahí era lo que debíamos hacer. Había que expresar el pesar por su muerte y nunca vi que nos fotografiaron, solamente veíamos militares, fusiles y gente llorando”.
En tanto Amanda Fernández, indicó que “Han pasado muchas cosas en nuestras vidas y nunca más nos vimos. Luego del Golpe era imposible reunirse, juntarse con amistades era un daño para la otra persona. Pensarían que estábamos confabulando algo y podrían detenernos. Era una etapa de miedo, de no confiar en nadie. De solamente intentar sobrevivir. Fue mágico este rencuentro”.
Burnett agregó que “Sentí una conexión con la gente que fotografié pero nunca tuve la oportunidad de conocerlas y ahora, cuarenta años después, espero volver a reunirme con ellas. Encontrarlas no ha sido fácil, ya que muchos han fallecido pero espero que puedan ayudarme”, señala Burnett.
El profesional regresó a Chile para volver a reunirse con los protagonistas de sus imágenes a través de la iniciativa “Reencuentro y Retrato con la Memoria”, que lleva a cabo junto al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, y de esta manera realizar un registro fotográfico actual de quienes fueron parte de ellas.
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